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05 / noviembre / 2018

Un día en “la Fídula” – por Nico Collado

Varías personas se agolpan esperando frente a la puerta cerrada del número 57 de la Calle Huertas en el madrileño barrio de las Letras. No están esperando a nadie, ni ningún cantante famoso va a actuar esta noche. Como cada miércoles, la Fídula abre su escenario para que todo aquel que quiera pueda subir y mostrar su arte.

El local es bastante íntimo, sus paredes desprenden inspiración y junto a la puerta podemos leer la peculiar historia de este lugar que abrió sus puertas en 1978 y que no ha parado de ofrecer música en directo desde entonces. En frente de la barra encontramos una vitrina llena de discos y trabajos musicales de algunos de los cantautores que se han subido al escenario de la Fídula: “El Kanka”, Pedro Pastor, El Jose… . Todos estos artistas son indispensables para la continuación del trabajo que realiza este pequeño local del centro de Madrid, pero también se han aprovechado de la oportunidad que les brinda la Fídula para poder popularizarse o conocer a otros músicos con los que trabajar. Esta retroalimentación es la que hace posible este proyecto, ya que como nos cuenta Daniela Riso, una de las personas al frente de la Fidula, “todos los que trabajamos aquí lo hacemos prácticamente por amor al arte”. Esto vislumbra una realidad del que pocos son conscientes: en Madrid, la capital de España, apenas hay locales que ofrezcan música en directo en comparación con otras capitales europeas, y además, las licencias son escasas y cuesta mucho conseguir una, por lo que no es nada fácil llevar a cabo y menos mantener un local como este.

Ya son casi las 9:30 y el local está prácticamente lleno, hay una larga lista de artistas deseosos de subirse al escenario y disfrutar de sus “minutos de gloria”. Antes de nada, nos informan de que desgraciadamente a las 11:30 deben parar ya que el ruido molesta a los vecinos, otro impedimento más.

Suben al escenario artistas de todo tipo, algunos llevan sus guitarras, otros hacen uso de aquellas que pone a disposición el local, otros recitan poesía, de Machado o compuesta por ellos mismos…

Nos vamos de la Fídula con la sensación de haber disfrutado de una noche distinta, donde no existen prejuicios, donde la canción de autor se convierte en el centro de todo y une a personas que jamás se habían visto, pero sobre todo nos vamos con la sensación de lo necesario que es la existencia de locales como estos que apuesten por la cultura y del gran esfuerzo y trabajo que conlleva sacar esto adelante.

Si quieres conocer un poco más sobre La Fídula no dudes en pasarte por su página web https://www.lafidula.es, además de los miércoles de “micro abierto” cuentan con una programación mucho más amplia por descubrir. Sin duda, merece la pena.

– Nico Collado

Una entrada del blog microanonimo.wordpress.com